Lost Generations

Hará dieciséis años que navegué por este mismo majestuoso canal en San Petersburgo, pero esta vez, mi mirada se desvió de, los maravillosos monumentos que lo rodeaban a, centrarme en un aspecto más sutil y humano. Mi mirada, ahora, se dirigía hacia esas pequeñas verticales precarias —como bien las describiría el filósofo Josep M. Esquirol—, que pululan en las diferentes orillas y puentes de este hermoso lugar. Estas frágiles existencias se encontraban entrelazadas en torno al canal de agua de Griboyédova, simbolizando de manera metafórica la vida misma y las interconexiones entre sus orillas. Fue impresionante observar cómo distintas generaciones coexistían y se congregaban en este escenario, en una búsqueda constante y evidente de la existencia, mientras se sumergían en la búsqueda de su realidad a través de las diminutas pantallas de sus dispositivos móviles, esperando de que un repentino algo transformara sus vidas, por fin, de manera única.

Y en medio de esta compleja coyuntura, me surgió una pregunta ineludible: ¿En qué reside el pensamiento de una nación sumida en el caos de la guerra?, ¿existe un espacio para la reflexión genuina en medio de las adversidades? Y, lo que es aún más intrigante, ¿seguimos igualmente con los mismos miedos, persiguiendo los mismos sueños, y buscando que nos amen en este convulso escenario?