Esos lugares, además de ser cementerios de la novedad, son un error evolutivo; el desorden arquitectónico del «stop» progresivo, la soledad más absoluta de la metástasis de una ciudad, aunque también son el caos de los sentidos, la reflexión, el pensamiento...
«Es un sujeto derrotado de antemano pues ya no encuentra espacio para su acción, ni siquiera verdaderas causas por la que luchar»
Ante la falta de espacio, el criador o jinete, da cuerda o quite al caballo, es decir, lo hace trotar en círculos al final de una larga cuerda o línea, por lo general alrededor de 25 a 30 pies de largo. Es por todo esto que la simbología de la circunferencia está presente en este trabajo de forma importante como incursión y vestigio. Una circunferencia que roza en la cartografía terráquea el fin del espacio: la circunferencia y la línea, la tierra y el asfalto, el el caballo y la máquina...
Con este trabajo se intenta poner en valor la heroicidad romántica de los criadores, montadores y amantes de caballos del ahora extrarradio del área metropolitana de Sevilla, que observan, soportan y resisten ante la irremediable desaparición de su actividad.